Formación de Estados Nacionales Modernos en Europa


Por Lic. Jaime Noé Villalta Umaña
Profesor, Abogado y Notario

La formación de los Estados Nacionales Modernos, es parte de la curricular del noveno grado en la asignatura de Estudios Sociales. Considerar la temática anterior en unas cuántas líneas verdaderamente constituye una hazaña. ¿Por qué? Son muchas las razones, siendo la primera los antecedentes históricos que le rodean; como el feudalismo; por otra parte, la concepción de Estado, lo mismo que su definición y elementos; el aparecimiento de las instituciones modernas y no menos importante, las disputas territoriales, el establecimiento de fronteras, las luchas de la nobleza por mantenerse en el poder; el expansionismo europeo; el imperialismo británico; el aparecimiento de una nueva clase social; el renacimiento, la ilustración; la revolución industrial; el poder papal y religioso; los distintos tratados territoriales; las disputas y matrimonios entre familias dinásticas; mercado mundial; liberalismo, nacionalismo y democracia; doctrina política (Teoría General del Estado); constitucionalismo, entre muchos otros.   
Sin analizar, y ni tan siquiera tener un vago conocimiento de los aspectos antes dichos, se tendrá una visión miope de la génesis moderna de los Estados. Lo peor aún, docentes que imparten la cátedra, que no delimitan, ni establecen requerimientos claros a investigar. De manera que se tendrá que bregar como estudiante en un laberinto, del que muy pocos podrán encontrar la salida.
Para ejemplificar lo anterior, hagamos un breve análisis. ¿Cuáles son las principales características políticas de la llegada de los tiempos modernos? La centralización del poder y el absolutismo monárquico. ¿Cuáles eran las condiciones anteriores? Poder fragmentado por los intereses particularistas de príncipes, duques, en fin. Entonces, un Estado moderno se configura cuando se UNIFICA EL PODER. Lo anterior implica una división previa, veamos el caso de España. Aproximadamente por el año de 1450, la Península Ibérica se encontraba dividida en tres reinos (no se considera a Portugal) “cristianos” (Navarra, Aragón y Castilla) y un reino moro (Granada). Además el rey de Aragón poseía el reino de Nápoles desde 1435. Después de un largo proceso de guerras y disputas; de expansionismo y conquista; unidad religiosa; aproximadamente por el año 1515, España se encontraba unificada, de la mano de los Reyes Católicos, siendo su protagonista el Rey Fernando II, conocido como Fernando II el Católico (1452-1516), rey de Aragón (1479-1516); lo mismo que Fernando V, rey (por matrimonio con la reina Isabel I de Castilla) de Castilla (1474-1516).
Analizado lo anterior, se vuelve necesario considerar ¿Qué entender por un Estado moderno? ¿Qué criterio básico e histórico tomar como referencia? Los autores consideran, la Revolución Francesa, como el hecho histórico que marca el origen de los Estados Modernos; por tanto, en su estudio se hace referencia a aquellos que se configuraron como tales, después de la supracitada revolución, especialmente Alemania, Italia y Polonia.
Ahora bien, el origen se da entonces en el año 1789; pero la inflexión de la cuestión nacional en Europa se produce en 1848. Época de revoluciones de carácter liberal, democrático y nacionalista, incitadas por burgueses; quiénes reclamaban gobiernos constitucionales y representativos. Las revoluciones fueron acompañadas por campesinos y trabajadores en general, los que se revelaban contra el capitalismo, que obviamente les ahogaba en la pobreza. 
El criterio básico tiene que ver con la democracia; es decir, ¿Quién detenta el poder? Del absolutismo monárquico a la república; hoy, el soberano es el pueblo, quien elige a sus gobernantes mediante voto popular; pero además, la doctrina iusfilosófica en la que gobernantes y gobernados se someten al imperio de la ley. Considerados los antecedentes políticos, sociales y iusfilosóficos, analicemos brevemente el nacimiento de Italia, Alemania y Polonia.
Italia; en fecha 17 de marzo de 1861, se proclama como reino; quedando dos regiones fuera, el reino de Roma y Venecia. Cavour su primer ministro trabajó arduamente para lograr la unificación, sin logar conseguirlo. En 1866 Italia se une a Prusia en la Guerra contra Austria (Guerra Austro – Prusiana) haciéndose del control de Venecia. Sólo quedaba Roma, para lograr la unificación. En 1870, los franceses protagonizaban la Guerra Franco – Prusiana; los italianos indujeron a Napoleón III para que retirara las tropas de Roma. Fue así como lograron entrar en Roma y mediante plebiscito favorable, Roma se incorpora a Italia en julio de 1871, convirtiéndose en la capital de Italia unificada. 
Alemania, es necesario considerar que fue un término geográfico utilizado para designar un área ocupada por varios Estados. Se convirtió en un Estado unificado en 1871; y durante 74 permaneció en esas condiciones; hasta que al finalizar la Segunda Guerra Mundial (1945) fue dividido en la República Federal de Alemania (RFA o Alemania Occidental) y la República Democrática Alemana (RDA o Alemania Oriental). Después de la caída del histórico Muro de Berlín (1989), el 3 de octubre de 1990, Alemania vuelve a ser una nación unificada.
Polonia, durante los siglos XV y XVI fue una de las grandes potencias europeas. En 1572, entró en un largo período de derrumbamiento, que culminó en la partición del país entre Rusia, Austria y Prusia en 1772, 1793 y 1795. Se estableció de nuevo como Estado soberano después de la I Guerra Mundial, mediante el Tratado de Versalles se garantizó su independencia. Proclamándose como república, en noviembre de 1918; organiza su gobierno independiente, en enero de 1919.
Epilogando, todos debemos saber que el estudio histórico tiene antecedentes, pero además, colaterales; ello significa que difícilmente lograremos completar al máximo los aspectos que se relacionan; cada vez que concatena, encuentra otro tema histórico con su antecedente, colateral y consecuente. Al hablar del surgimiento de Alemania, aparece en la escena, Prusia; además, en Europa, los eventos históricos de la época en estudio, tienen otro colateral; se trata de las campañas de conquista de Napoleón Bonaparte I, cuya derrota, marcó un punto decisivo en la historia moderna, no sólo modificando fronteras sino equilibrando el poder europeo.